Muchas veces, tendemos a antropomorfizar a nuestros perros (asignarles propiedades o sentimientos humanos). Y, en algunos casos, eso no hace más que empeorar nuestra comunicación con ellos…

Sin embargo, acabo de encontrar una referencia a un estudio que parece concluir que los perros son capaces de responder ante las desigualdades y mostrarse celosos, dos comportamientos que, a priori, resultan muy «humanos». Me gustaría que le echaráis un vistazo al artículo y me dijérais qué pensáis.

LEER ARTÍCULO

¿…Creéis que podemos hablar de envidia o celos en nuestros perros?

En este experimento, varios perros que saben realizar el ejercicio de dar la pata (tanto con premio como sin él), son colocados uno al lado del otro. A algunos de ellos, se los recompensa con comida por realizar la conducta. A otros, no. El resultado es que los que no son recompensados con comida dejan de realizar el ejercicio cuando ven que, por el mismo esfuerzo, otros animales están siendo premiados.

El estudio concluye que los perros son sensibles a esta injusticia y se muestran, de alguna manera, celosos de sus compañeros.

¿Qué pensáis? ¿Creéis que las conclusiones son acertadas?

{{ reviewsOverall }} / 5 Usuarios (0 reseñas)
¿Te pareció útil el artículo?
Otras reseñas... Déjanos tu reseña
Ordenar:

Sé el primero en dejar una reseña

Verificado
{{{review.rating_comment | nl2br}}}

Show more
{{ pageNumber+1 }}
Déjanos tu reseña

Your browser does not support images upload. Please choose a modern one

1 Comment

  1. Naturalmente que son sensibles a la injusticia, son perros pero no tontos, y ademas tambien son envidiosos y muestran celos.
    Una vez llego a casa una amiga con su hijo un niño pequeñito que aun no sabia andar siquiera. Mi madre empezo a decirle cosas al niño, del tipo «precioso, guapo, chiquitin» con voz dulce. Mi perra una chucha sin raza, levanto las orejas, se fue al lado de mi madre y empezo a llorriquear y gemir.
    Otra perra que tuvimos muchas veces cuando estabamos acariciando al perro, se ponia a ladrar mirando a cualquier parte, podia ser hasta la pared. El perro lo interpretaba como un aviso y corría y se ponía a dar vueltas a la cerca a ver quien osaba intentar entrar en el jardín poniendo cara de extrañeza porque no veia a nadie. Momento que aprovechaba la perra para poner la cabeza en nuestro regazo; no hacia falta ser Konrad Lorenz para darse cuenta que lo que nos decia era «Ese perro estupido no esta, acariciame a mi que si estoy»

Escribe un comentario